Es más corto, más ancho, más liviano y promete revolucionar la industria aeronáutica del futuro.
Es la "Burbuja doble", una aeronave que, según sus diseñadores, consume 70% menos de combustible, emite 75% menos de óxido de nitrógeno y, por si fuera poco, hace mucho menos ruido que un avión convencional.
El diseño, formalmente conocido como Serie D, fue presentado recientemente en Estados Unidos por un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), que participan en un proyecto de investigación de la NASA.
Esta iniciativa de la agencia espacial estadounidense tiene como objetivo desarrollar tecnologías que reduzcan el impacto ambiental de la industria de la aviación.
¿Adiós al Boeing 737?
Creada para reemplazar al Boeing 737, una de las aeronaves que más se utiliza en vuelos cortos, La "Burbuja doble" tiene -en líneas generales- sus mismas características.
Puede transportar 180 pasajeros, recorrer una distancia máxima -sin recargar combustible- de un poco más de 4.400 Km. (algo así como la distancia entre Bogotá y Santiago de Chile), y, aunque es un 10% más lenta que la nave que busca reemplazar, puede recuperar el tiempo perdido gracias a que la carga y descarga del avión toma menos tiempo gracias a su particular diseño.
"Para los pasajeros, la diferencia más obvia entre los dos aviones es que tiene dos filas de dos asientos y dos pasillos, en comparación con la nave tradicional que tiene tres asientos a cada lado de un pasillo único", le explicó a BBC Mundo Mark Drela, jefe del equipo de diseñadores de la Serie D.
¿Cómo lo hace?
Pero si a simple vista las diferencias no son tan radicales, ¿cómo hace esta nave para ahorrar semejante cantidad de combustible y para no ensordecernos con el ruido de sus motores?
"No hay una razón única. Podría enumerar por lo menos treinta, cuarenta o incluso cincuenta, aunque el cambio más importante está en el diseño del fuselaje", señaló Drela.
A diferencia de un avión convencional, con un fuselaje único, la Serie D cuenta con dos partes tubulares unidas, de ahí su nombre "Burbuja doble". Este diseño le permite cargar más peso dentro del fuselaje (20% en comparación con el 5% de un avión tradicional) lo cual hace posible colocar menos peso en las alas y por eso, éstas pueden ser más pequeñas y más cortas.
Otro de los cambios es que el motor está ubicado en la parte trasera.
La combinación de estos elementos da como resultado una nave más más chica que, por su menor tamaño, necesita menos combustible. Al cargar menos combustible, el avión se vuelve más ligero.
"Cada detalle contribuye a que la nave sea más eficiente".
Menos congestión aérea
Por último -y no por ello menos importante- el avión necesita un 30% menos de pista para despegar y aterrizar. Esta ventaja permite superar un problema que va en aumento: la congestión aeroportuaria.
"Por muchas razones, no es fácil seguir construyendo aeropuertos. Estamos condenados a usar los que tenemos", dice Drela. "Pero es cierto que hay muchos aeropuertos secundarios cuyas pistas son demasiado cortas para las naves de hoy día".
Con un avión como el "Burbuja doble", aumentarían de repente la cantidad de aeropuertos que se pueden utilizar, explica el diseñador, y esto reduciría enormemente la congestión aérea.
Si la NASA da el visto bueno para que este proyecto siga adelante, la nave podría estar en el mercado para 2035, fecha para la que se calcula que se duplicará el tráfico aéreo.
La otra nave presentada junto a la Serie D fue la llamada Serie H, un avión para 350 pasajeros que tiene como misión reemplazar al Boeing 777, uno de los aviones más usados en vuelos internacionales.
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